«Nada te da la sensación de fracaso tan a menudo como un hiperdesarrollado sentido de la perfección»
– George S.Odiorue
Hay personas que dicen ser muy perfeccionistas en su trabajo, en las tareas que realiza cada día, en sus relaciones con los demás, todo tiene que estar en orden, en su orden. ¿Pero es saludable tener un carácter Perfeccionista?
No, no es saludable, creer que somos perfectos, buscar la perfección en todo lo que hacemos, nos convierte en personas obsesivas y se llega a convertir en patología.
Tenemos a nuestro alrededor personas que podemos considerar perfectas, que quisiéramos ser como ell@s en todos los aspectos de la vida. Cada uno es como es, nadie es mejor que otr@, no debemos compararnos con otros, a no ser que sea para mejorar en aquello que no hacemos tan bien.
¿Cómo podemos evitar ser perfeccionistas?
Tenemos un ideal de aquello que nos gusta, de como quisiéramos ser, ello, no debe obsesionarnos sino que debemos quitarnos el velo de los ojos, y ver que ese “ideal” también tiene defectos, que comete errores, y que llega más lejos que otros, porque admite equivocaciones, y está autoobservandose continuamente y lo hacen para ellos mismos, no para demostrar a los demás.
El perfeccionismo es impulsado por el temor de desagradar a los demás, de ser rechazado y criticado, y en última instancia no sentirse lo suficientemente bueno. Buscan la validación a través de la consecución de objetivos y reconocimientos.
Cuando intentamos hacer algo, deseamos salga bien a la primera, y nos frustramos si no nos sale, con lo cual, no nos deja avanzar en nuestro propósito, vamos perdiendo cosas en el camino, esas cosas que perdemos es lo que nos enriquece, lo que nos da fuerzas para seguir intentándolo, y sobre todo lograr la satisfacción de haberlo conseguido habiendo sido tolerantes, persistentes y aceptando que de los errores que hemos cometido a lo largo del camino, hemos sacado una lección, y nos sirve de aprendizaje para la próxima vez.
Hoy en día, los padres queremos que los hijos sean los mejores en todo, los apuntamos a miles de actividades para cubrir el poco espacio de ocio del que disponen. Queremos que en lo que hagan haya competitividad, son muchos los mensajes que les enviamos sin darnos cuenta que lejos de llevarlos por el buen camino, los vamos transformando en adultos perfeccionistas.
Los niñ@ quieren que sus padres se sientan orgullosos de ell@s y llamar su atención, y lo logran haciendo todo lo que los padres les dicen, ser mejores para sus padres, no para ellos mismos. Con este comportamiento el niño o niña tendrá una infancia pobre, se perderá muchas cosas que otros niños disfrutaran.
Los padres proyectamos expectativas en nuestros hijos e hijas que nosotros hubiéramos querido para nosotros en el pasado, al no conseguirlo, las ponemos en nuestros hijos. A simple vista parece que puede parecer positivo. Quien no quiere para su hijo o hija que sea inteligente, trabajadora, que hable varios idiomas, y vaya a la escuela de música…Pero no todos somos iguales, y debemos aprender que lo que creemos que es mejor para el niño, no tiene porque serlo en la vida real. Tenemos que conocer los límites de nuestros hijos e hijas y exigirles en función de ellos para no causarles ansiedad. Debemos enseñarles a valorar otras.
¿Cómo podemos ayudar a un niño para que no convierta en adulto perfeccionista?
- Reflexiona sobre tu actitud
Como su principal modelo de conducta valora sobre la forma que tienes de enfrentarte al fracaso. Si por ejemplo tu hijo te ve lamentándote de manera exagerada por un error que has cometido («¿cómo es posible que haya hecho esto? ¡es horrible! ¡me van a despedir!») ten por seguro que tenderá a hacer lo mismo. Le estás transmitiendo negatividad y ansiedad. Conciénciate además de que esta forma de pensar tampoco es sana para ti.
- No minimices ni maximices sus éxitos
Si tu hijo es demasiado perfeccionista debes rebajar tu nivel de exigencia hacia él. Por ejemplo, si el niño te da las notas ilusionado porque ha sacado 2 sobresalientes, celébralo y no le hagas falsos halagos del estilo: «Si si, Muy Bien en Lengua, pero solo tienes un Bien en Matemáticas». No hay cosa que más baje el autoestima que tapen un logro con una nueva exigencia. Más que valorar los resultados tienes que valorar el esfuerzo que ha hecho. Es vital que los niños aprendan que los padres le quieren de manera incondicional y que estos sentimientos no van a variar, independientemente de la nota que pongan en sus boletines.
Por otro lado, tampoco es bueno que exageres sus logros o sus talentos porque el niño aprenderá que parte de tu cariño vienen porque es bueno en «X» y puede llevar a que acaben dependiendo de la atención que le das cuando tienen éxito. Ellos deben querer tener éxito no tanto por lo que tú les digas si no para que ellos mismos se sientan orgullosos y bien de lo que hacen.
- Enséñale a fracasar
Todo el mundo fracasa de vez en cuando y no por ello el mundo se termina. Explícale que lo importante es que él se ha esforzado y le ha puesto ganas pero que no va a ser peor por haber fallado porque no todo lo podemos controlar ni podemos salirnos siempre con la nuestra. Si tus hijos aceptan el fracaso, al final acabarán valorando más sus logros.
Para ello, puedes jugar con él a distintos juegos y dejar que gane o pierda a partes más o menos iguales, con el fin de que vea que no pasa nada si no gana la partida, e incluso que puede ser divertido. La actitud que tu tengas ante el juego también le va a influir. Es decir, si ve como te enrrabietas por perder en un juego no esperes que de la noche a la mañana tu hio tenga un buen perder.
- Evita las comparaciones
Nunca compares a tu hijo con el hermano, el vecino o el primo del vecino… Aunque tú lo hagas con la mejor de las intenciones porque quieres transmitirle el mensaje de: «esfuérzate más» a él solo le va a llegar el de «ellos son mejores que tú». A nadie le gusta que le comparen con otros.
- Ante todo, comunicación
Explícale que puede contar con tu ayuda si alguna vez tiene un problema o se siente con angustia, en un lenguaje adaptado a su edad, claro. Ante todo, transmítele que estás ahí para apoyarle y que tu amor por él es incondicional, que no depende de sus logros, ni que le vas a querer menos por no cumplir tus expectativas. Recuerda, el respeto por uno mismo y los demás es la clave para que los niños crezcan psicológicamente sanos.
Fuente: Bekia padres
Javier says
¡¡Excelente artículo!!
Andrés says
Gracias Ana,me hoy e leído ésto y me ha relajado en la parte laboral».
Buscando el símbolo para hacerme un tatuaje que simbolizara la perfección llegue a la simple figura de un círculo,y en un número en el centro que perfectamente sería un 7 o un 8.(Siempre he pensado que en esa nota sobre 10 en todos los aspectos de la vida, podría hacercarse a la perfección) La magia» de la tecnología me ha llevado hasta tu artículo y me ha gustado.
Tengo 36 años y una una hija de 4 años, algunas cosas de las que hablas en la educación las pongo en práctica,y otras veces no… Intentaremos mejorar.
Muchas gracias por en artículo,hoy he tenido un mal día de trabajo.