– Por Creer en ti… y en mí
«Muchas veces en nuestra vida nos quejamos de que no estamos contentos con lo que tenemos. Pero lo que realmente hace feliz a una persona puede ser muy diferente de lo que hace feliz a otra.
Pablo trabajaba duro todos los días para poder llevar un salario digno a su casa y mantener a su mujer y tres hijas. Su trabajo le permite vivir, pero no le gratifica, ya que dedica muchas horas y es un trabajo donde no se siente reconocido ni realizado.
Su amigo de toda la vida Esteban siempre ha tenido más suerte que él en los temas laborales y ha gozado de trabajos mejor remunerados y donde ha podido desarrollarse mejor profesionalmente.
Pablo siempre se apoya en su amigo cuando tiene un problema y le cuenta sus agobios y dificultades. En esta ocasión se encuentra con problemas económicos y decide pedirle ayuda a Esteban y que le preste algo de dinero.
Como siempre su amigo Esteban no le pone ningún impedimento porque siempre está dispuesto a ayudar a su amigo. Durante un largo tiempo Pablo queda habitualmente con Esteban para que le preste dinero y desahogarse con el.
Tras unos meses un día Pablo queda preocupado porque Esteban no ha acudido a sus últimas citas y siempre que trata de quedar con el, no consigue localizarlo. Una de las tardes que Esteban le cancela la cita Pablo decide volver caminando a casa. En su recorrido siempre pasa por delante de un comedor social, donde ofrecen cena gratis a personas sin recursos.
De forma descuidada echa un ojo a las personas que hacen cola para recibir un plato de comida con la mirada perdida, pero algo llama su atención. Pablo reconoce a su amigo Esteban en la cola de comida. No da crédito a lo que ve, pero opta por no decirle nada en ese momento para no avergonzarlo.
Pasados unos días Pablo decide visitar a Esteban en su casa, donde hace tiempo que no iba. Al llamar a la puerta le abre un extraño que le pregunta por el motivo de su visita. Tras una corta conversación Pablo regresa consternado y cabizbajo, el extraño le ha dicho que la familia que vivía ahí hacía como 5 meses que habían sido desahuciados porque no podían pagar y que ya no vivían ahí.
Entonces Pablo se pregunta porque su amigo nunca le contó que había perdido su trabajo y que tenía dificultades económicas, y había seguido prestándole dinero como si nada. Entonces Pablo recordó la «parábola del Hospital», y una gran tristeza se apoderó de él.
Su amigo no había querido herirle ni hacerle sentir mal y prefirió contarle la belleza que se veía al otro lado de la ventana en lugar de decirle la cruda realidad por la que estaba pasando.
Este relato nos demuestra como a veces por amor a otros podemos disfrazar u ocultar la realidad para evitar dañarlos. ¿Te ha pasado alguna vez?»
-Fuente Imagen: Freepik
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