– Por Creer en ti… y en mí
«Mientras el padre veía un partido de futbol en la tele, Camila pensó que era el momento oportuno para preguntar y es que para una niña o un niño de seis años todos los momentos son oportunos para todo. Entonces le dijo:
-Papá, ¿qué es amar?
Al principio el padre se sintió sorprendido de semejante pregunta sin embargo, tomó aire mientras el árbitro marcaba saque de puerta a favor de su equipo, se sintió muy seguro y respondió:
-Te cuento Camila: amar es algo muy lindo que sienten las personas, es como lo que yo siento por tu madre y por ti. Es una alegría inmensa…
-¿Como cuando me compráis un helado de chocolate y fresa y se me hace agua la boca?
-…bueno sí, es una gran alegría. Los ojos brillan, los labios dibujan sonrisas, sientes que vuelas…
-¿Como cuando vamos al parque de diversiones?
-…mmm también, hay mucha emoción eso sí y de la buena porque no hay ansiedad, sabes que cuando te corresponden con amor, hasta las cosas malas se superan…
-¿Como cuando me caigo y venís a socorrerme?
-Exactamente así es Camila –decía el padre mientras el balón llegaba muy cerca de la puerta del equipo rival sacando el aire a los aficionados que ya veían un gol marcado.
Camila se quedó pensando y antes de que su padre cogiera más cheetos que tenía sobre la mesa del salón al lado de un zumo de naranja, le lanzó una pregunta casi con la misma violencia del saque del portero que devolvía el balón al campo rival.
-Papá, ¿toma mucho tiempo aprender a amar?
Dos cheetos caían de la boca abierta del padre porque esa pregunta no estaba en su catálogo de padre hablando de amor con una hija de seis.
-Pues…uyyyyy por poco gol en contra… no, Camila, no toma mucho tiempo.
-Eso lo sabía porque apenas tengo seis y ya os amo a ti y a mi má.
El padre pensó que allí terminaba todo pero no contaba con… el tiempo extra; los equipos jugarían tres minutos más para compensar el tiempo perdido y Camila tendría una pregunta más.
-Papá, ¿cuánto tiempo me tomará amar a mi esposo?
Tarjeta roja… al padre, al menos eso sintió el padre pues la pregunta era más difícil que eludir a los once rivales, al árbitro, a los jueces de línea, al árbitro auxiliar y a todos los controladores de las cámaras de vídeo y marcar un gol en el último segundo del partido.
El padre tomó aire porque el árbitro daba por concluido el partido y él tendría que responderle a su hija con la mayor inspiración posible.
– Mira Camila, en la vida no todo tiene una receta, como esas que tiene tu mamá para hacer esas galletas exquisitas de chocolate con almendras. Las cosas se presentan un poco como cuando viene la vecina: a veces viene en la mañana, a veces en la tarde, a veces en la noche. Uno nunca sabe y el amor es así, viene y nos encuentra desprevenidos. Además, cuando llega el amor nos hace pedidos especiales igual que la vecina que un día pide sal, otro día pide azúcar o hasta aceite; el amor pide sacrificios, pide caricias, pide entendimiento, pide silencios o al final no pide nada y nos da todo. Finalmente, a veces el amor surge de pronto porque las personas sienten inmediatamente que entre ellas algo bonito está naciendo, otras veces el amor se construye poquito a poco y otras parece que se va pero vuelve porque las personas además de sentir tienen que entender que hay un tiempo y un lugar para todo. Yo espero que tú cuando seas grande te des cuenta con tus sentidos, con tus emociones, con tu razón y con nuestro consejo si lo pides, que te has enamorado y que amas a alguien que también te ama a ti. ¿Me has entendido querida hijita?
Camila movió la cabeza asintiendo, respondió que sí y cuando salía de salón, le dijo a su padre:
– Gracias papá, te quiero mucho y me encanta ver el fútbol contigo. «
Deja un comentario