-Por Creer en ti… y en mí
“A veces es muy difícil abstraerse de las noticias de la tele, de la prensa escrita y de la que se incluye en las redes sociales. Hoy por ejemplo, casi todos los medios de comunicación tratan sobre un partido de fútbol (lo sé, parece un tema reiterativo pero no es difícil imaginar la cantidad de lecciones de vida que se aprenden con un deporte llamado Rey de los deportes).
Pues resulta que ayer, un equipo “grande”, “popular”, “poderoso”, perdió por la mínima diferencia (así dicen los expertos en estos temas lo que para el resto de los humanos quiere decir 1 -0), jugando frente a un equipo “pequeño”, “poco conocido” y “débil”.
Lo interesante del caso es que todos los que comentan en los antedichos medios, hablan de lo mal que jugó el equipo “grande”; dicen que su delantera falló innumerables veces ante la portería rival, que su medio campo fue lento y sin imaginación, que su entrenador se equivocó con los remplazos, que no supieron aprovechar la ventaja que tuvieron cuando el árbitro expulsó a un atacante rival, etc. Mientras oía la noticia en la TV, esperaba en cualquier momento, y casi ansiosa al final, que alguien dijera algo bueno del equipo “pequeño”. La espera fue inútil porque nadie dijo nada más. Luego, en la prensa escrita y en las redes sociales fue lo mismo. Imagino que en el pueblo, de donde viene ese equipo “débil”, era todo un gran festejo y que nadie del lugar se quisiera cambiar por ningún otro de fuera.
Lo de este evento deportivo no me es ajeno de ninguna manera. Admitiendo que muchos medios de comunicación están casados con ciertos grupos políticos, empresariales y deportivos, es evidente que siempre estarán de su lado pero al margen de esa realidad, pienso que en todos nuestros círculos sociales vemos y vivimos la misma situación: el centro de atención es el grande, el fuerte y el popular y que a los pequeños, los débiles y nada populares, no se les reconoce mérito ninguno.
Todos, algo bueno deben tener. Si en la naturaleza hasta el más pequeño o feo o débil o poco desarrollado o menos vistoso cumple un rol importante en la cadena evolutiva, en la cadena alimenticia o en la cadena de colaboración, ¿por qué entre los hombres tendría que ser diferente?; ¿acaso una de las diferencias entre animales y hombres es la inutilidad de algunos?
La Fábula del León y el Ratón nos recrea una realidad importantísima que casualmente se ha ilustrado con dos animales: en algún momento, y en el caso específico de la fábula es un momento vital, el más pequeño puede rescatar al más grande, puede liberarlo, ayudarlo, cambiar su realidad.
Por lo tanto es muy importante reconocer los méritos de los “pequeños”, “poco conocidos” o “débiles” porque aunque sean muy pocas sus virtudes, “algo bueno deben tener” ya que casi todos se los quieren “comer”.
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